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¿Convivir en una residencia para universitarios o alquilar un piso?

Los futuros profesionales se enfrentan a una gran cantidad de asuntos, antes de entrar a sus propias universidades. Una de ellas es elegir el lugar donde van a convivir mientras realizan sus estudios, tratando de escoger un espacio cómodo, integral, adecuado para resolver sus actividades y óptimo para estar concentrados.

Bajo este contexto, siempre se les presenta una gran duda con respecto a este destino: alquilar un piso o preferir los servicios de una residencia para universitarios. La mayoría de los jóvenes cree que permanecer en un apartamento les dará la autonomía que tanto sueñan, pero ¿a dónde quedan las obligaciones que implican tener esta libertad?

Vivir en un piso durante el período de estudios es una gran responsabilidad, ya que deberá ocuparse de atender las tareas de un hogar: limpiar las estancias, preparar los alimentos, mantener un orden, cuidar de las instalaciones, etc. Y si ha decidido hacerlo con un grupo de compañeros, la convivencia puede complicarse porque cada quien tiene una forma de ser.

En contraste con todas estas realidades, aparecen las residencias para universitarios como una opción totalmente diferente. Por lo general, estos lugares cuentan con un personal altamente cualificado para cubrir todos los requerimientos de los que habiten en estos escenarios, con el fin de garantizar las comodidades básicas.

En otras palabras, los estudiantes pueden estar absolutamente centrados en sus deberes, sin tener hacer oficios que resten tiempo y fuerza. De hecho, consideran ciertas excepciones como, por ejemplo, que una persona no pueda asistir al comedor en el horario establecido porque estaba dedicado a otras cosas importantes.

Por otro lado, cuenta con sitios especiales para los presentes, dependiendo de la carrera que haya elegido, como salas especiales de arquitectura, artes plásticas y diseño; de lectura; de música; de informática; entre otras. En consecuencia, se convierte en un paraíso que apuesta por la verdadera formación de los seres humanos.

Catering y lugares para bodas al aire libre

Las parejas suelen soñar con una ceremonia preciosa, algunos prefieren bodas al aire libre, a orillas de la playa, en una finca, un bello restaurante, una encantadora masía, cualquier sitio encantador.

Buscar el lugar ideal, donde realizar una boda, no es sencillo; todo debe salir a la perfección, es un gran día. Entran en juego un montón de detalles, que juntos se complementan para hacer de ese sueño una realidad. Lo más importante es que sea a complacencia de los novios, totalmente personalizada, es la única manera de que ese día tenga esa magia especial.

En Internet pueden conseguir diferente opciones de catering, que se encargan de lo referente al evento, comenzando por ese sitio especial, organización, protocolo, asesorías, menú, bebida, música decoración, flores, invitaciones, camareros, en fin un gran número de detalles que harán que ese día sea perfecto.

Escoger el sitio indicado suele ser complicado, pero una apuesta segura es un espacio al aire libre, que vaya acorde con los requerimientos de la pareja.  Algunos ofrecen mayor cantidad de servicios que otros; lo que debe ser analizado, para contratar el más adecuado y conveniente.

Cuando se piensa en una boda al aire libre, hay tener presente el clima y tomar previsiones, algunos establecimientos, ofrecen lugares, con diferentes ambientes, jardines preciosos y salones con hermosas decoraciones, de modo que, en caso de lluvia, puedan ocupar otro ambiente techado, sin ningún tipo de contratiempo.

El equipo humano también es de vital relevancia, dado que son los encargados de la atención de los invitados y de los novios, cubriendo cada detalle para que se sientan a gusto. Desde los cocineros, el chef, los camareros, deben ser personas capacitadas para garantizar calidad y confort en este tipo de eventos.

Generalmente, las empresas especializadas reúnen una variedad de servicios, tratando de ofrecer el mayor confort y seguridad a sus clientes. Se puede disponer de ellos, para tener la certeza de que todo saldrá según lo imaginado.  Solo deben comunicar al organizador las ideas, revisar los presupuestos y lo planeado, para tomar la mejor decisión.